domingo, 27 de junio de 2010

ESTAMOS CON VOSOTROS CASTELLDEFELS



Cayo y Jesusín (los que están sin camiseta en esta foto) fueron los primeros en intentar reanimarle. El chaval estaba echo polvo pero consiguieron trasladarlo en helicóptero al Río Ortega de Valladolid los servicios de emergencias de Sacyl. Todos rezábamos por él.

Esa tarde de verano, como siempre después de la cómida en casa de mi tía Asun, la parlada con las vecinas o una ligera siesta antes de seguir trabajando en el arreglo de la casa de la estación ocupaban el tiempo de mi primo y el marido de mi prima Marifé. Un golpe tremendo que se oyó en todo el pueblo levantó a la gente de la sobremesa. Un Altaria que salía de Vigo para llevar a los peregrinos hasta la frontera con Hendaya se acababa de reventar contra el puente de Facundo. Los vagones descarrilaron y entre los amasijos de hierros había muchas personas atrapadas.

Rapidísimamente llegó allí el 112 y todos los trabajadores de la fábrica de pipas Facundo bajaron a echar una mano. La gente abría sus casas para ofrecer agua fresca a los aturdidos heridos. Cualquiera que tuviera una habitación vacía la prestó al pobre viajero tan lejos de su casa, en un pueblo perdido en Castilla y totalmente confundido por la situación, y la fábrica de pipas se convirtió en improvisado hospital de campaña.

Miguel Angel, el Manosfrías, el sobrino del Madrigal, un personaje entrañable que trabaja en el ayuntamiento lo dijo “Venga muchacho no te mueras joder, que sales de esta fijo”. Era el chaval de Orense por el que todos rezábamos aquellos días en Villada. Su estado era crítico y 15 días después a su mujer, que acababa de dar a luz, se le apagaron todas las esperanzas de ver de nuevo a su marido y poder disfrutar de su hijo. No pudo superar las múltiples fracturas Diego Fernández, como tampoco lo lograron los otros 6 fallecidos.

El peregrino 2000, el chispas oficial de Villada, se había bajado en Sahagún. Una chavala que viajaba en el mismo vagón, y de la que se acababa de despedir, fue una de las víctimas. Un shock difícil de olvidar para un pueblo tan pequeño y humilde.

Y es que el accidente del miércoles en Castelldefells nos recuerda a todos los palentinos de tierra de campos aquella tarde tan calurosa del 21 agosto de 2006, donde vivimos una desgracia similar, un giro del destino que nunca debió ocurrir de no ser por la velocidad de aquel tren, que excedía por mucho los límites establecidos para tramos interurbanos.

Hoy, cuando uno se baja del regional de media distancia y mira el andén, puede ver la nave del Morán el de la fruta, la panera de mi tio Juan Manuel y mi padre Silvino, y a lo lejos aquel maldito puente reconstruido que fue la tumba para aquellos viajeros.

El monumento de hierro en recuerdo de las víctimas está ya oxidado, pero cuando uno lo ve se siente orgulloso de ser villadino. No se podía hacer otra cosa ante la tragedia que bajar por la cuesta de la estación para ayudar en lo que se pudiera, y así lo hizo la gente.

Rober y yo estábamos en un hotel de Cullera, relajadamente viendo el mundial de baloncesto. Cuando nos avisaron de todo aquello nos quedamos sin habla. Hubiera dado lo que fuera para poder ayudar. Realmente sentí muchísima impotencia, pero a la vez alivio de que no le hubiera pasado nada a mis seres queridos.

En Castelldefels, hay otra historia totalmente diferente, pero creo que espiritualmente quedamos unidas las dos poblaciones, con la esperanza de que no se vuelva a repetir. Realmente, sea imprudencia o no de los pobres chavales que estaban cruzando la vía, Renfe sabe de las muchas irregularidades que comete. Malas señalizaciones, poca visibilidad, trenes antiquísimos construidos en los 80 para las vías de cercanías madrileñas… son el pan nuestro de cada día de los trenes del norte. Ojalá que cosas así no se vuelvan a repetir. Se deben mejorar los pasos subterráneos y hacerlos más accesibles para personas mayores. Es complicadísimo para ellos subir o bajar los estrechos escalones inclinadísimos que hay en todas las estaciones, y eso es una puñetera vergüenza.

D.E.P. los fallecidos de Castelldefels. Villada en unión con las familias. Mucho ánimo.

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