lunes, 26 de septiembre de 2011

Femcees al poder

He encontrado esta joya navegando. Verdaderamente tiene muchísima calidad esta chica. No he podido encontrar casi nada de información acerca de ella. Se llama Dammy y parece que este tema, "Ilusiones", es el anticipo de su nueva maqueta, "Psicología inversa".

Una agradabilísima sorpresa encontrar una mc española, y es positivo porque cada vez van apareciendo más chicas talentosas. El rap nunca fue sexista, de hecho, nació en las fábricas, en los descansos, tanto mujeres como hombres hacían pequeñas batallas de mc's hablando de sus problemas. El problema ha llegado en su comercialización, primero con las beefs, que hicieron del rap algo machista, alardeando de tías, coches y demás. Pero es cuestión de que las discográficas, los productores, la gente que controla un poco las venas por las que corre el rap mundial se den cuenta del talento de muchísimas tías que están rapeanddo de la hostia.

Lógicamente, a nivel mundial hay dos mujeres que han hecho mucho para que el fenómeno femmcée fuera a más. Son Missy Elliot y Kenny Arkana.

Pero parecía que en este país no se atrevían a salir grandes valores femeninos. Yo creo que la Mala y Ari fueron un poco las pioneras, con Shuga wuga de Magnatiz, Nona, Yuma, Dlux, Dnoé, Aniki... Y ahora hay una oleada imparable de talentos como Mefe, Woyza, Úrsula, Syla (esta es demasiado buena para ser verdad) o Des (Desplante).

Larga vida a las femcees que merecen tener su espacio en el rap español y empezar a petar las salas y los festivales

Esto es "Ilusiones", de la gran Dammy.



Y esto es "Muñeca Rota", de Syla (Año 2007). Muchos opinan que la mc alicantina es la mejor voz femenina del rap en español. Sin duda este tema es de una calidad suprema.





Larga vida al erre-a-pé lokoo!!

jueves, 22 de septiembre de 2011

Y el tiempo se sentó a descansar

Giraron las manecillas de un reloj imaginario. De repente, el tiempo se paró. Se negó a continuar. Y se sentó en un bordillo, cansado de tanto avanzar sin descanso. Se echó las manos a la cabeza y se preguntó si alguien valoraba su trabajo.

-Todo el mundo va de aquí para allá rápido, me observa, a veces me adelanta o me atrasa, otras veces me pierde. Pero nadie me acompaña realmente. Debo pararme. Esto es una estupidez. Yo no existo, solo soy una magnitud imaginaria. Todo lo que aquí veis, no lo he modificado yo, sino la naturaleza. No existen los años, ni los minutos, ni los segundos. No existe el tiempo, yo no existo.

El tiempo estaba muy preocupado, y a la vez extenuado. No comprendía que debiera sufrir el sacrificio de vagar eternamente al mismo ritmo, sin que nadie se percatase de él.

Alguien se acercó a consolarle. Era la música.

-Tiempo -le dijo-. No estés triste. Yo te comprendo. Llevo existiendo desde que tú naciste, y hemos compartido muchos momentos juntos. Si no fuera por ti, yo no podría tener una estructura, ni sonar tan bonita para que todo estuviera alegre.

El tiempo se quedó observando a la música. Una ligera sonrisa se esbozaba en su rostro cansado, antiguo, extremadamente envejecido por el trabajo.

-¿De veras piensas eso, música?

-Por supuesto. Es más, todos te estamos agradecidos. Das sentido a nuestra existencia. De no ser por ti, la gente andaría perdida, sin ordenar su vida, totalmente desorientada. Te han creado, es cierto, pero puedes considerarte la cosa más poderosa que existe.

-Pero yo solo estoy cansado. Siempre he cumplido con mi trabajo y nadie me lo ha agradecido. Mucha gente, al morir, piensa que se fue antes de tiempo. ¡Eso es injusto! Yo no dicto cuando debe nacer o morir alguien. ¿Por que se aprovechan así de mí?

-No lo sé, tiempo. A mí a veces también me han culpado de grandes desgracias, pero lo importante es cuando alguien se sienta relajadamente a escucharme, cierra los ojos y vuela hacia lugares imaginarios. Eso me hace tan feliz... ¿Y a tí?

-¿A mí? ¿... A mí qué?

-Eso. ¿Qué te hace feliz, tiempo?

-¡Ah! -exclamó el anciano ser-. No lo sé. A veces soy muy feliz cuando alguien se sienta observando el infinito, y me recuerda, y no le importa hacerme compañía. A la gente que no le importa perder el tiempo es la gente que me hace feliz. Porque realmente comprenden lo que es la vida. Un lugar para perderse y encontrarse, para tener momentos de paz. Los latidos de paz de la tierra, aunque sean muy pequeñitos, me dan calma y felicidad.

Y así continuaron charlando ambos. Después de un rato, la música se levantó, pues un coral de viento reclamaba su presencia a mil millas de aquel lugar. El tiempo se secó algunas lágrimas y continuó su camino, siempre exacto y preciso.

En ese mismo momento, un anciano experto en perder el tiempo, se alivió de que las manecillas eternas volvieran a bailar.

-¡Es un milagro! -exclamó-. Otra vez puedo seguir observándote hipnotizado, sin pensar en nada, mientras de fondo suena mi coral favorito de viento.

Y la armonía volvió a aquel lugar. Un crujido especial, nadie podía asegurar si en el espacio o en los oídos de aquel anciano, nacía de un antiguo tocadiscos. Y dio lugar a uno de los temas más bonitos que recordaba esa habitación.

«Es maravilloso que el tiempo y la música existan -pensó aquel anciano-.» Y volvió a cerrar los ojos dejando volar su imaginación, que le transportaba a su juventud, mientras armoniosas giraban las agujas, del tiempo y de la música.


martes, 20 de septiembre de 2011

Cuando sube la marea

Y todos los ojos miran hacia el mismo punto
cuando sube la marea
y observo que traga para poder devolver
en un ciclo que repite
una y otra vez los mismos gestos

Los movimientos van acompasados
del maravilloso silencio que envuelve el mar
en esas noches de calma y luna llena
que volviose naranja al despertar

Cuando sube la marea
y oígo en el infinito algo más que un bostezo
y puedo ver algo más que una sonrisa
y un latido de corazón acompasado baila bajo las estrellas
...eso no tiene precio

Arriban las naves
dispuestas a descansar
está subiendo la marea
nadie la puede parar

Que avisen a puerto
traemos parte de ella
que nadie se atreva a zarpar
bravucona y valiente ésta llega

Cuando sube la marea
yo disfruto desde la orilla
donde una vez fui tu náufrago
y otra vez... pesadilla

Otra vez fui maravillado caminante
por aquellas arenas tranquilas
y una vez fui villano que te huía
y otra vez fui cobarde
y tú la brisa

Espero la botella
con mensaje o despedida
espero en mi meseta
un adiós, o una vida

Alto, alto,
llega la marea encendida
alto, alto,
hasta lo alto de una montaña,
como lava y sus cenizas

A su vez,
el viento está calmo,
hoy extraña la bella marea,
la dejó en su puerto descansando,
la dejó dormida,
salió el sol con su fuerza,
partió el viento hacia arriba

Cuando sube la marea
aún se escuchan vagos rumores
y el viento descansa en Castilla
y la brisa en su orilla

Lindos gorjeos a su ventana
despiertan día tras día
lindos gorjeos en la noche
un amanecer que se avista

Nuevas horas de calor
que encienden las olas
y calman las prisas
nuevas horas de calor
para la marea huidiza

Cuando sube la marea
aún se escuchan sus azotes
breves pero intensos
contra riscos y espigones

Siempre viene y vuelve
y se escapa de nuevo a sus adentros
un movimiento le precede
y una canción la empuja
hacia el horizonte del deseo

Marea que te empuja el viento
y cuando subes lo envuelves
y cuando bajas se duerme
y si te meces yo me mezco

Cuando sube la marea
yo espectante espero
mirando hacia el mismo punto
esperando ver de nuevo
ese hipnótico movimiento

lunes, 19 de septiembre de 2011

Salvaje

Nothing more to tell us for today. See it


domingo, 11 de septiembre de 2011

Los atormentados


La vida y la historia la completan biografías extremas, como aquellas que ilustran la desolación de toda una generación. Me refiero a los fenómenos fans, los que en otra época habrían dado lugar a un nombre poético acabado en ismo.

Es extraño encontrar genios vivos que sean genios. La mayoría habrá pasado por un proceso de alejamiento de la realidad que lo convierte en eternidad mucho antes de haber marchado, y los demás habrán marchado para que alguien les ponga esa etiqueta junto a su epitafio.

Congelan la sangre las historias de algunos de ellos, que lograron aumentar su caché a un precio muy alto: la muerte. Me refiero al club de los 27: Robert Johnson, Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Kobain y recientemente la cantante de soul Amy Winehouse. Esta última es la más cercana a mí en el tiempo, y muchos serán reacios a incluirla en la lista, pues hay que recordar que tan sólo sacó un disco en su breve vida: Back to Black. De hecho, la historia está llena de grandes cantantes que murieron a esa edad. Concretamente, 33, y no todos tienen vidas tan siniestras para morir jóvenes y dejar un cadáver bonito, y mucho menos para profanar ese grupo original del 'Club de los 27'.

Quien me conoce sabe que me hubiera gustado nacer negro. Creo que a Amy también. De ahí el título de su disco: "Back to Black", es decir, "De vuelta a la música negra".

Pero la maldición de su música no fue esa, y no se hace justicia con su voz etiquetándola por su vida privada, cuando el tiempo seguramente la coloque en un lugar muy alto. Por lo menos era una artista de verdad, frente a la proliferación de productos perecederos de dudosa calidad y procedencia que pululan por las programaciones de la mayoría de radio fórmulas de todo el mundo.

Los tres estandartes originarios de esta generación, Jimi, Janis y Jim, nos dejaron en apenas 10 meses de diferencia. Son los que van desde el 18 de septiembre de 1970, cuando Jimi Hendrix muriera ahogado en su propio vómito tras combinar vino con somníferos, hasta la muerte del guitarrista de The Doors, Jim Morrison, el 3 de julio de 1971, tras sufrir un paro cardíaco, aunque la causa de su muerte jamás se investigó a fondo.

Entre medias, la excepcional cantante de blues, Janis Joplin, moría a causa de una sobredosis de heroína, el 4 de octubre de 1970 en su casa de Los Ángeles.

Compañeros de generación a los que tan solo les separaban 11 meses de vida y existencia. Prendían la larga mecha de atormentados, artistas magnánimos que debieran haberse convertidos en estandartes de la cultura musical de finales del siglo XX, y que de hecho, lo consiguieron, pese a su repentina desaparición.

Por tanto, estamos hablando de una edad maldita para morir, los 27 años, y tampoco importa demasiado si ortodoxamente unos sí pertenecen y otros no pertenecen al club.

Graves pérdidas todas, de cualquier manera. También se fueron antes de tiempo Bob y Michael, e incluso Elvis permanece vivo 34 años después de ser encontrado sin vida en su casa de Memphis.

El asesinato de John Lennon conmocionó a todos los amantes de aquel primigenio 'british pop' de los descarados Beatles. Otro atormentado, aunque las dudas acerca de su verdadero compromiso con la paz, como él siempre manifestó, aumentan por las malas lenguas, aquellas que siempre tratan de desacreditar al fallido, a aquel que no es oficialmente representante de la mayoría.

Todos ellos se fueron antes de tiempo, y aquí me gustaría plasmar mi pequeño homenaje totalmente atemporal, a todos aquellos que hicieron algo importantísimo por el mundo de la cultura y que nos acompañan a los demás pasen los años que pasen.

Dalí y Picasso también lo hicieron, Lorca y Miguel Hernández, e incluso Umberto Eco o Stephen Hawking, por no hablar de José Luis Sanpedro, Gabriel García Márquez y también Tony Leblanc. En muchos casos, hay genios que uno no sabe si continuan viviendo o ya comenzaron su perípato de la encrucijada ´. Aunque no es mi intención gafar la existencia de estos últimos, a propósito vivos pero tan eternos que es lo de menos.

No importa, porque la realidad es tan arrasadora que no tiene piedad siquiera con los procesos naturales. Yo recuerdo a aquel enorme Fernando Fernán Gómez, o al padre del periodismo actual, Francisco Umbral. Y también a Miguel Delibes, aquel que se fue hace menos de dos años y pareciera muerto mucho tiempo atrás, y a Paco Rabal, José Antonio Labordeta, Antonio Ozores, o incluso el genial presentador de televisión, Jordi Estadella. Luis Mariñas también nos dejó, aquel gran presentador de informativos, que al menos te decía con la mirada que él no era responsable de la mala comunicación que crean nuestros medios.

Luis Hermida o Carrascal también están muertos, aunque estos en vida. Son los mitos.
Nunca sabes si viven en el recuerdo de las personas o en la realidad, solo sabes que a veces mueren y no lo sabes, o siguen viviendo en el más absoluto anonimato. Será que este país tan visceral, al menos te deja descansar a partir de cierta edad, una jubilación mediática que a veces es un premio, sobre todo para estas personas que siempre han cargado con una carga de importancia que no parece ser inherente a la naturaleza humana.

Mariano José de Larra decían que era un romántico desubicado. Por supuesto. Los genios pueden estar desubicados temporalmente, o vagar desubicados por su historia vital. Pero todos aparecen con un halo de personalidad distinto al del resto de los mortales. Yo admiro a los genios vivos, a los genios muertos, a los genios famosos, pero sobre todo a los genios anónimos, aquellos que no van a ocupar nunca (para su suerte) el espectro de la suprema 'superioridad' en una determinada materia artística, pero que yo sé que son buenos.

Supongo que todos tendremos en nuestra mente una lista de grandes genios. Cómo definir a un atormentado, yo pienso que es aquel que no es consciente de su genialidad, ni siquiera cuando el resto alucinan con ella. La humildad y la bondad suelen iluminar también su presencia. Por algo se convierten en iconos y en faros para iluminar al resto de normales viandantes.

Esta entrada va por todos los genios del mundo, atormentados o no, que en mi vida he conocido. Sepan o no sepan que lo son, el homenaje permanece en pie.

Amy creó su tema "Sabes que no soy buena", y otro en el que informaba de que no se iba a rehabilitar. Sin embargo, su padre se despidió de ella con un cariñoso 'Buenas noches, ángel mío, que duermas bien'. Todos sabíamos que lo eras, aunque tu padre no lo hubiera dicho jamás.

A veces, uno tiene la suerte en su vida de coincidir con un ángel. No es sencillo y es una ofrenda y un regalo. Quizá, el mayor que nos puede conceder la vida.

'You know i'm no good'. Es el tema dedicado a todos los ángeles atormentados.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Yo y los libros

Hoy hablaré sobre mi extraña relación con los libros. Recuerdo que de pequeño leía más de dos libros por semana. Era mi reto, leer y leer, deborar historias. Las que más me interesaban eran las de reflexión. Un personaje al que aparentemente no le están ocurriendo muchas cosas, pero que tiene en su habitación un mundo interior habitable maravilloso. Me encantaba introducirme en ese mundo especial y dejarme llevar hasta donde el personaje quisiera.

Y recuerdo con especial cariño la novela Nada, de Carmen Laforet, y Marianela, de Galdós. Dos historias un poco tristes, sobre todo la segunda, pero llenas de sensibilidad, inteligencia y grandes personajes. Las dos protagonistas luchaban por conseguir un sitio propio. La chica de Nada, no recuerdo su nombre, se fue a estudiar a Barcelona después de que muriera su madre, si mal no recuerdo. Y fue a parar a casa de sus tíos, que más que una casa parecía un manicomio. Pues la historia es verdadermanete buena. Sabes las miserias que está pasando la protagonista, a la que solo le libera su estancia universitaria, la gente que allí conoce. No sé, muy bien narrada, me encantó.

Y luego Marianela... uf, que novela más cruda y dura, pero preciosa. Muy del estilo de Delibes. Contar las cosas con sencillez, con frases cortitas, pero duras, que narran la crudeza de la España más deprimida. Galdós era el máximo esponente del realismo, un gran despedazador de las tragedias humanas y detallista hasta el último detalle, sin llegar al emponzoñamiento de los naturalistas, que verdaderamente a veces se pasaban 20 pueblos.

Marianela estaba enamorada de Pablo, un niño de su pueblo que se había mudado recientemente. Pablo es ciego de nacimiento, y sus padres le han llevado al valle donde vive Marianela porque allí trabaja un médico muy bueno que puede curar a Pablo. Ambos congenian enseguida. Van juntos a todos sitios, Marianela es el lazarillo de Pablo, lo guía, le enseña a disfrutar de la naturaleza, a tocarlo todo y ponerle nombres a las cosas, a oler y tocar, a ponerse en conexión con su entorno, hasta entonces muy reducido, cosa que sus padres jamás hicieron, ya que le trataban como un niño enfermo y nunca le dejaban salir de su casa.

Pablo amaba a Marianela también, a su manera. En realidad, aún sin verla, era maravilloso para él encontrarse a una persona tan bella en la vida. Para Pablo no había nada más maravilloso que Nela, diminutivo cariñoso de la chica.

Ahís, no seguiré contando nada más. El libro es precioso y a la vez duro, como ya he dicho. El final sorprendente.
La literatura española, en general, está plagada de grandes genios. Hubo otros grandes literatos en Gran Bretaña que hicieron grandes obras en el género del terror, pero casi nadie conoce que el inventor de ese género vivía en España, más concretamente en Salamanca, y su nombre era Espronceda. 'Diablo Mundo' y 'El estudiante de Salamanca' son dos obras terroríficas que demuestran lo que le pasaba a hombres por vender su alma al diablo. Él se creó ese concepto que luego explotarían Lord Byron o Mary Shelley.

Galdós también contribuyó a ese género, y esto sí hay que decirlo, mucho más tarde que los románticos. ¿Dónde está mi cabeza? es algo parecido a la Metamorfosis de Kafka, también relacionado con las teorías de Freud que hablaban sobre mutilación. En fin, sueños extraños que ellos pusieron en sus tesis y novelas. Freud siempre hablaba del gran miedo del hombre: la mutilación de sus genitales. Es un miedo grande, no algo sobre lo que estar pensando todos los días cuando coges el autobús o te sientas en el banco de un parque, pero sí un miedo razonable que todos hemos tenido; quizá, la ausencia de genitales quite sentido a la vida. Un miedo legítimo, por lo menos. (Pain Olympics... recomiendo no ver lo que ocurren si pones Pain Olympics en google. Pero teneis que verlo, xd:).

Otro naturalista de la época fue Clarín, que hizo la Regenta. Pero a mí lo que me gusta de Clarín son sus cuentos. Había uno que narraba la muerte de una persona, pero narrada por el mismo muerto. Es decir, él estaba ahí muerto y su mujer velando el cadáver, mientras podía saber lo que pensaba. Se lastimaba de su muerte pero a la vez se sentía obligada a estar allí, cuando en realidad lo único que deseaba era volver con su amante y poder vivir feliz junto a él. Así es el Siglo XIX, sus escritores iban al grano.

Pero si hay un cuento bonito, pero ya digo, excesivamente duro, como toda aquella lietaratura, es PIPÁ. Lo pongo en mayúsculas porque si a estas alturas de la vida aún no has cogido PIPÁ, por favor, debes hacerlo. Bueno, esque no se me ocurren adjeitvos lo suficientemente contundentes para describir positivamente PIPÁ. Es la historia de un niño abandonado y muy travieso, narrada por una cabeza siniestra como la de Clarín, que para mí ha sido el más siniestro entre los siniestros de la literatura española. Las cosas que le ocurren a PIPÁ, son tan alucinantes e impresionantes que al terminar esta serie de mini relatos acerca de su vida, das gracias a la vida de no haber sido PIPÁ.

Me encantan los libros. Lo mejor de todo, los finales. Soy capaz de dejar un libro a 15 páginas del final o cuando hay un capítulo emocionante, dejarlo a la mitad, para cerrar los ojos e imaginarme qué puede pasar. Me encanta, me emociono, suspiro, hiperventilo, no puedo creerme que ya no queden más páginas. A veces, inconscientemente, he continuado la historia mentalmente, o he pensado por qué no se dice qué paso luego.

Mis géneros favoritos: aventura, novela histórica, terror, policiaca, poesía.

Dormir con una aventura en la mente. ¡Ah! No puede haber nada mejor. Atreyu salvando a la emperatriz infantil, zalacaín el aventurero, esos pequeños heroes de los pequeños pueblos, daniel el mochuelo en el camino de Delibes, Billy el tartaja Densbrough en It de Stephen King.

Muchos libros me han marcado. Es muy importante despertar ese instinto, si aún está dormido. A mí me encanta escribir, pero aún no tengo mi propia historia para lanzarme a esa aventura de crear un libro. Quizá, algún día... Quien sabe