sábado, 3 de septiembre de 2011

Yo y los libros

Hoy hablaré sobre mi extraña relación con los libros. Recuerdo que de pequeño leía más de dos libros por semana. Era mi reto, leer y leer, deborar historias. Las que más me interesaban eran las de reflexión. Un personaje al que aparentemente no le están ocurriendo muchas cosas, pero que tiene en su habitación un mundo interior habitable maravilloso. Me encantaba introducirme en ese mundo especial y dejarme llevar hasta donde el personaje quisiera.

Y recuerdo con especial cariño la novela Nada, de Carmen Laforet, y Marianela, de Galdós. Dos historias un poco tristes, sobre todo la segunda, pero llenas de sensibilidad, inteligencia y grandes personajes. Las dos protagonistas luchaban por conseguir un sitio propio. La chica de Nada, no recuerdo su nombre, se fue a estudiar a Barcelona después de que muriera su madre, si mal no recuerdo. Y fue a parar a casa de sus tíos, que más que una casa parecía un manicomio. Pues la historia es verdadermanete buena. Sabes las miserias que está pasando la protagonista, a la que solo le libera su estancia universitaria, la gente que allí conoce. No sé, muy bien narrada, me encantó.

Y luego Marianela... uf, que novela más cruda y dura, pero preciosa. Muy del estilo de Delibes. Contar las cosas con sencillez, con frases cortitas, pero duras, que narran la crudeza de la España más deprimida. Galdós era el máximo esponente del realismo, un gran despedazador de las tragedias humanas y detallista hasta el último detalle, sin llegar al emponzoñamiento de los naturalistas, que verdaderamente a veces se pasaban 20 pueblos.

Marianela estaba enamorada de Pablo, un niño de su pueblo que se había mudado recientemente. Pablo es ciego de nacimiento, y sus padres le han llevado al valle donde vive Marianela porque allí trabaja un médico muy bueno que puede curar a Pablo. Ambos congenian enseguida. Van juntos a todos sitios, Marianela es el lazarillo de Pablo, lo guía, le enseña a disfrutar de la naturaleza, a tocarlo todo y ponerle nombres a las cosas, a oler y tocar, a ponerse en conexión con su entorno, hasta entonces muy reducido, cosa que sus padres jamás hicieron, ya que le trataban como un niño enfermo y nunca le dejaban salir de su casa.

Pablo amaba a Marianela también, a su manera. En realidad, aún sin verla, era maravilloso para él encontrarse a una persona tan bella en la vida. Para Pablo no había nada más maravilloso que Nela, diminutivo cariñoso de la chica.

Ahís, no seguiré contando nada más. El libro es precioso y a la vez duro, como ya he dicho. El final sorprendente.
La literatura española, en general, está plagada de grandes genios. Hubo otros grandes literatos en Gran Bretaña que hicieron grandes obras en el género del terror, pero casi nadie conoce que el inventor de ese género vivía en España, más concretamente en Salamanca, y su nombre era Espronceda. 'Diablo Mundo' y 'El estudiante de Salamanca' son dos obras terroríficas que demuestran lo que le pasaba a hombres por vender su alma al diablo. Él se creó ese concepto que luego explotarían Lord Byron o Mary Shelley.

Galdós también contribuyó a ese género, y esto sí hay que decirlo, mucho más tarde que los románticos. ¿Dónde está mi cabeza? es algo parecido a la Metamorfosis de Kafka, también relacionado con las teorías de Freud que hablaban sobre mutilación. En fin, sueños extraños que ellos pusieron en sus tesis y novelas. Freud siempre hablaba del gran miedo del hombre: la mutilación de sus genitales. Es un miedo grande, no algo sobre lo que estar pensando todos los días cuando coges el autobús o te sientas en el banco de un parque, pero sí un miedo razonable que todos hemos tenido; quizá, la ausencia de genitales quite sentido a la vida. Un miedo legítimo, por lo menos. (Pain Olympics... recomiendo no ver lo que ocurren si pones Pain Olympics en google. Pero teneis que verlo, xd:).

Otro naturalista de la época fue Clarín, que hizo la Regenta. Pero a mí lo que me gusta de Clarín son sus cuentos. Había uno que narraba la muerte de una persona, pero narrada por el mismo muerto. Es decir, él estaba ahí muerto y su mujer velando el cadáver, mientras podía saber lo que pensaba. Se lastimaba de su muerte pero a la vez se sentía obligada a estar allí, cuando en realidad lo único que deseaba era volver con su amante y poder vivir feliz junto a él. Así es el Siglo XIX, sus escritores iban al grano.

Pero si hay un cuento bonito, pero ya digo, excesivamente duro, como toda aquella lietaratura, es PIPÁ. Lo pongo en mayúsculas porque si a estas alturas de la vida aún no has cogido PIPÁ, por favor, debes hacerlo. Bueno, esque no se me ocurren adjeitvos lo suficientemente contundentes para describir positivamente PIPÁ. Es la historia de un niño abandonado y muy travieso, narrada por una cabeza siniestra como la de Clarín, que para mí ha sido el más siniestro entre los siniestros de la literatura española. Las cosas que le ocurren a PIPÁ, son tan alucinantes e impresionantes que al terminar esta serie de mini relatos acerca de su vida, das gracias a la vida de no haber sido PIPÁ.

Me encantan los libros. Lo mejor de todo, los finales. Soy capaz de dejar un libro a 15 páginas del final o cuando hay un capítulo emocionante, dejarlo a la mitad, para cerrar los ojos e imaginarme qué puede pasar. Me encanta, me emociono, suspiro, hiperventilo, no puedo creerme que ya no queden más páginas. A veces, inconscientemente, he continuado la historia mentalmente, o he pensado por qué no se dice qué paso luego.

Mis géneros favoritos: aventura, novela histórica, terror, policiaca, poesía.

Dormir con una aventura en la mente. ¡Ah! No puede haber nada mejor. Atreyu salvando a la emperatriz infantil, zalacaín el aventurero, esos pequeños heroes de los pequeños pueblos, daniel el mochuelo en el camino de Delibes, Billy el tartaja Densbrough en It de Stephen King.

Muchos libros me han marcado. Es muy importante despertar ese instinto, si aún está dormido. A mí me encanta escribir, pero aún no tengo mi propia historia para lanzarme a esa aventura de crear un libro. Quizá, algún día... Quien sabe

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