jueves, 2 de febrero de 2012

El NO que ha tumbado todos los sueños del periodismo actual

Gonzalo Vázquez tuvo un sueño, que diría el gran Martin Luther King. Su sueño fue llevar sus letras a la cuna de la información, La Gran Manzana, Nueva York. Su sueño era contarnos a los mortales con su técnica de poeta prosaico, todos los pormenores de una liga denostada, como la NBA, como sólo él lo puede hacer.

Gonzalo Vázquez ha elevado la cultura del Nuevo Periodismo que comenzaron Norman Mailer, Truman Capote o John Dos Passos, a categoría premium, a delicatessem, a etiqueta negra, a literatura de culto. Y de la noche a la mañana, la ruina, el escarceo del contratista en el camino asqueroso del 'chuleo' de dinero, y la realidad más ruin, como ha sido superar una tuberculosis incapaz de pagar por sí misma el alquiler de un modesto apartamento en Harlem, nos traen al creador de Punto G de vuelta a España.

Gonzalo Vázquez, y eso solo lo sabemos quienes hemos tenido la suerte de leerlo, dignifica en cada artículo este burdel de juntaletras y amargas bocas recalcitrantes en que se ha convertido el periodismo. Gonzalo Vázquez es el último reducto de aquella utopía que se conoce como periodismo de investigación, en los días en los que la actualidad devora cualquier análisis, cualquier historia, y lo tritura todo al paso de la información institucional.

Gonzalo Vázquez, igual que Stephen Hawking, vive atrapado en un cuerpo inútil, pero su mente es libre, su mente no tiene cadenas. Capaz de imaginar el año 2095 con una precisión de cirujano, se ve atrapado indefectiblemente en el cuerpo demacrado, pesado e inútil de una profesión que denigra a las personas, aunque él supera en cada frase todos los complejos habidos y por haber, y le hace tener a uno la esperanza de que todavía es posible olvidar el corporativismo y ofrecer a las personas un trocito de literatura en prosa, de técnica narrativa, de Mariano José de Larra.

Gonzalo Vázquez es hoy el último romántico del periodismo, como lo fue en su día Larra, de ese periodismo heredado del Siglo XIX, con su folletín de novela histórica, su fábula, su chascarrillo.

Su 'Game Over' nos ha piyado a todos 'Offside', y por si aún quedan tópicos periodísticos por quemar, su 'Fin de Ciclo' es solo una demostración más de la indiferencia de sociedad en la que vivimos. Antonio Álamo siempre nos decía, ustedes no son protagonistas. El periodista es periodista, cuenta las historias, pero no debe incluírse el yo, la primera persona.

Y ese lema algunos lo llevan a rajatabla, y otros lo han destrozado hasta límites inimaginables.

Pero aún quedan plumas con talento, escritores y escritoras, poetas y poetisas, gente que se cuela entre informaciones corporativas vomitivas. Desgraciadamente, estoy hablando de menos del 2% de los artículos actuales, tanto en prensa de papel como digital. Apenas cuatro o cinco, entre los que deberían estar de cuerpo presente Gonzalo Vázquez; Ray Loriga en sus historias de ciencia y ficción en el Semanal; la columnita de Manuel Alcántara en el Norte de Castilla, ese adaliz heredero del peso histórico de una cabecera apadrinada en su día por Miguel Delibes; Paul Krugman, ese delfín entre tiburones de la información económica, que nos acerca a los mortales los entresijos de esos hijos de puta con traje y corbata; y poco más. Si acaso, el buen trabajo de todos los colaboradores del portal cultural Jotdown, el último reducto de los románticos por la literatura de las historias periódicas.


Historia de unas gafas
31/12/2011

Ojos marrones, ni duros ni blandos, más bien calmos. Y una mirada escarpada, menos fría que tibia, lo que abría al recién llegado un territorio como infranqueable. Para retirar el telón había que ganarle. Y nunca era breve el tiempo de conquista. Si se lograba, luego de un inolvidable momento de sorpresa, cuentan que merecía la pena descubrir los misterios que se ocultaban tras aquellos ojos fronterizos.



Así comienza una de sus últimas historias, de esos pedacitos de prosa que nos regala de vez en vez.


http://blogs.acb.com/blog/elpuntog

Y como escritor realista, desde el más profundo corazón desazonado, él mismo explica su final, en un genial artículo de su blog La Unidad en Eurosport.

http://es.eurosport.yahoo.com/blogs/la-unidad/unidad-invisible-lvii-051401732.html

Gonzalo Vázquez, ese genio de las letras que se disfraza de periodista deportivo, pero casi da vergüenza calificar de periodismo deportivo lo que él hace. Podría hablar de lo que él quisiera, pues en la modestia de su narrativa, algunos vemos vestigios aún de la creación pura, de periodista a lo Isaac Asimov. Repito, que hable de deportistas tan solo es una anécdota. En él habita la prosa y el poema, el verso y la reflexión, el peso de la última vía de esperanza para el periodismo. Ahora, esa esperanza ha sido cercenada de cuajo.

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