domingo, 20 de noviembre de 2011

Desenchantée

No me extenderé demasiado, porque no merece un análisis profundo lo que ocurrirá hoy. Hace pocos días hice un test de afinidad política. 71 puntos positivos sobre 100 a Equo e Izquierda Unida fue el resultado. Sin embargo, un tufillo de manipulación mediática me atrapó. Joder, por supuesto que sí, de qué mierda me sirvió estudiar las técnicas de seducción mediática en aquella mierda de clase llamada sociología de la opinión pública. Bueno, pues tras pensar que debería votar a uno de estos a cara o cruz, me he dado cuenta de que no. No iré a votar. No tiene sentido. El ciudadano ha perdido su identidad en el mundo en el que vivimos. La ideología no importa, y si algo aprendí en el denostado y desgastado movimiento 15M, por su forma de actuación pero también por la mierda vertida desde sectores ultraderechistas, es que a la humanidad lo que nos une es lo que nos pasa a todos en la cotidianidad de nuestras vidas. Todos, o casi todos, estamos afectados por un paro tan enorme como el vacío de nuestras ilusiones. Muchos no podemos tener casa, ni coche, ni nada. Ahora, parece ser que a los parados sin ningún trabajo pero con cualificación, nos ofrecerán becas de 500 euros durante 9 meses. Pues espero que así sea, porque en el paro a mí me dijeron que de lo mío no hay futuro, ni siquiera ofertas. Por tanto, poco importa la ideología de la partitocracia en la que vivimos. Yo, que tanto critico a los gobiernos africanos por ser mercenarios de occidente, debo alzar la voz, porque los propios gobiernos de occidente son mercenarios a su vez de la dictadura de los mercados. Me niego, me niego a darle mi voto a un mercenario, a un vendido, a los que permiten que la policía proteja a los banqueros, y ordenan el desahucio de una vida humana por el interés de un hijo de puta especulador. Me niego a apoyar con mi voto a este sistema, que tan injusto es conmigo y con tantos millones de personas en este país. Por tanto, proclamo triste de corazón mi abstención, y entre lágrimas, porque soy el primero que sabe de la importancia del período democrático más extenso de nuestra historia, pero así no. Así no...

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