miércoles, 2 de noviembre de 2011

La OLP consigue la admisión de Palestina en la Unesco

París como testigo. 117 países soberanos, siempre a ojos de Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia, -los países con derecho a veto en ese organismo maniqueo llamado ONU, heredero de la primigenia Sociedad de Naciones, pero que está dirigido de facto por las potencias que ganaron en la II Guerra Mundial- han votado sí a la entrada de Palestina en la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

Este hecho histórico es un primer paso para la inclusión definitiva de Palestina en la ONU, convertiéndose así en el país soberano de pleno derecho número 194 de esta organización. La acción conjunta de la OLP (Organización de Liberación Palestina) y del valiente Abu Mazem, jefe visible de la ANP (Autoridad Nacional Palestina), ponen en jaque la diplomacia imperialista que los Estados Unidos e Israel vienen desarrollando en Palestina durante muchísimos años. Si la esperanza de los Acuerdos de Oslo de 1993, en los que Isaac Rabin y Yasser Arafat pusieron los pilares para una pacificación de la zona, fue totalmente cercenada por los asesinatos de ambos miembros y por la guerra civil de la Segunda Intifada, el reconocimiento de Palestina como estado soberano comienza a dificultarse desde ya.

Obama retirará 80 millones de dólares de financiación a la Unesco, con lo que demuestra una vez más su negación a la liberación palestina de la invasión israelí y sus trampas políticas al no respetar la decisión de los demás (y la vergüenza de llevar adhesionado a su nombre el premio Nobel de la Paz, añado yo). Y el gobierno de Netanyahu contraataca asfixiando a Palestina al no devolverles el dinero retenido en el mes de octubre por impuestos y aduanas, además de anunciar que van a construir 20.000 viviendas más dentro de la 'Línea Verde' (Cisjordania, Franja de Gaza, Altos del Golán, Península del Sinaí y Jerusalén Este). Estos terrenos son reclamados legítimamente por Palestina, pues en el acuerdo del Conflicto árabe-israelí de 1948 se reconocieron como parte de Egipto y Transjordania (que defendían cláramente la causa palestina) después de la expansión israelí más allá de los terrenos acotados para ellos por la ONU después de la II Guera Mundial. No obstante, Israel ocupa infamemente esta 'Línea Verde' desde la 'Guerra de los seis días', en junio de 1967, y han construido un gran muro y controles aduaneros que aíslan a la población palestina de Gaza y Cisjordania, convirtiendo estos territorios en un campo de concentración en funciones que permiten el resto de países, claramente asustados por las represalias que pueda tomar el señorito Obama.

Por tanto, el proyecto de construir 20.000 viviendas en terreno ocupado -pero prontamente soberano según la ONU- supone una provocación más, una demostración de poder. Israel y Estados Unidos avisan a Palestina de que la soberanía definitiva que se propondrá en el Consejo de Seguridad de la ONU el próximo 11 de noviembre, jamás será real si no ceden al chantaje que le ofrecen ambos. De momento, el Consejo votaría en contra. Pero incluso, si lo hiciera a favor, es evidente que Estados Unidos vetará la votación, y así, la alternativa real será la entrada definitiva de Palestina en la Asamblea de las Naciones Unidas como "Estado no miembro" con estatus de "observador". Menos da una piedra. Al menos se reconoce parte de un grave error histórico al colocar a un pueblo judío desubicado dentro de una bomba geopolítica como es 'Tierra Santa', foco cultural y religioso para las tres religiones más importantes del planeta: Islam, Judaísmo y Cristianismo (sobre todo las dos primeras), que llevan matándose en ese territorio desde hace más de 60 años debido, repito, al error histórico de compensar el holocausto judío regalándoles un trozo de tierra manchado de muchísima sangre, hoy en día.

Netanyahu dice que Palestina se ha saltado unilateralmente los Acuerdos de Oslo, y que solo con esas prevendas se podrá llegar a un acuerdo. Pero la realidad es que Palestina es un estado que pagó los platos rotos de la II Guerra Mundial, tuvo que aceptar la diáspora judía de Israel, pero desde entonces ha sufrido la impune ocupación de este país dentro de su propio territorio, mientras nadie hace nada por evitarlo.

Pero el señor Netanyahu no dice que esos acuerdos son papel mojado, como la hoja de ruta y todas las chuminadas que pacta Israel con los Estados Unidos de mediador, y que en nada benefician al pueblo palestino. Siempre se pide un liderazgo por parte de la Unión Europea, que debería mediar como miembro neutro para alcanzar la paz, pero siempre se olvida que la Unión Europea tan solo es un organismo capitalista que se dedica a saquear a sus estados miembros para blanquear sus propias cuentas en Suiza.

Mientras tanto, diariamente hay asesinatos en esa zona del planeta, entre los militares del Mosad y las organización radical islamista de Hamás. Los que pagan el pato son siempre los civiles, que son apresados, reprimidos y asesinados por Israel, que simplemente teme el crecimiento demográfico de población musulmana en su propio estado, y pretende erradicarlos con matanzas absolutamente abobinables e impunes (que recuerdan irremediablemente a las que ellos mismos sufrieron en las calles de Varsovia, o en los campos de exterminio austriacos y polacos), pero que, sorprendentemente, no tienen ningún efecto en la comunidad internacional, totalmente absorta del sufrimiento de esta gente y dedicada a enriquecerse con este tipo de juegos institucionales en los que hoy admiten a Palestina, y mañana no harán nada por frenar el previsible ataque vengativo que los israelíes dispondrán en la 'Franja Verde' (una vez más).

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